martes, 16 de marzo de 2010

LITERATURA WAYUU

Etnoliteratura Wayuu

Este libro hace parte de la Colección de Lingüística Pedro María Revollo, que con el sello de la Universidad del Atlántico, rinde homenaje a uno de los estudiosos más importantes de las expresiones culturales del Departamento del Atlántico y del mundo del Caribe colombiano, en general.
La publicación de esta obra Etnoliteratura Wayuu aparece validada por la razón académica de “difundir el conocimiento producido por las lenguas que se hablan en el área del Caribe colombiano” y la de apoyar el rescate de las fuentes documentales para su estudio. La comunidad Wayuu, integrada aproximadamente por 120.000 indígenas, tiene asiento en la Guajira colombovenezolana y posee una de las nueve lenguas de origen amerindio, presentes en el panorama lingüístico del Caribe colombiano.
El texto resalta la importancia de la tradición oral como empuje perpetuador de las prácticas culturales de la comunidad. Los autores tocan la aparente contradicción de la difusión escrita de una literatura que es fundamentalmente oral y aclaran la condición oral que sigue conservando esta literatura, más allá de su difusión escrita en textos como éste. En las comunidades indígenas, vivas como la wayuu, la oralidad es un fuerte mecanismo de cohesión evidente en la importancia de los papeles que cumplen los emisarios de la palabra: en el palabrero o pütchipü, definido por su habilidad con el lenguaje, el curandero o piache que ejerce la sanación por el poder de la palabra ritual y los contadores de historias o jaiechimajachi, que tienen el don del lenguaje de la poesía.
En esta relación entre la oralidad y las formas sociales tradicionales recordamos las notas de Paul Zumthor sobre la voz en las culturas africanas, en las que la palabra es la base del poder del jefe y de la política. En las culturas tradicionales como las africanas o las indígenas, el flujo de la voz se relaciona con el flujo del agua, de la sangre y de la esperma.[1]
En general, la cultura del Caribe colombiano, donde se asienta la comunidad wayuu, es fundamentalmente oral, no sólo porque allí se impone la utilización de la voz a la escritura sino porque los miembros de su cultura participan de una concepción del mundo que recurre ante todo al uso de la palabra oral para categorizar la realidad, y esta oralidad, como lo aclara Zumthor, va más allá de la condición alfabeta que pueda tener la mayoría de los habitantes.
Lamentablemente es muy rápido el paso por algunos puntos importantes y muchos comentarios se quedan aislados. El texto no profundiza el grado de articulación existente entre los relatos de escritores y la tradición wayuu. Sabemos que en la comunidad hay una tradición oral viva y rica en relatos de conocimiento colectivo, pero habría sido importante mirar la ligazón de las historias escritas con los cuentos tradicionales populares para determinar el cambio y permanecencia de elementos de la literatura oral tradicional.
Conocemos muy poco sobre el mundo wayuu, su cotidianidad, su cultura relegada, su economía maltratada y sus relaciones con el mundo del Caribe colombiano. Falta un acercamiento más detenido a esta cultura que nos permita enlazar los textos con los rasgos desconocidos de esta comunidad. Para el lector alijuna, una información básica sobre el proceso de desalojo y contaminación explicarían la insistencia de los textos en la lucha por la autonomía regional y por la defensa de sus valores.
Diversas partes componen la obra: primero un ensayo general sobre la poética y la creación estética en la cultura wayuu, después ensayos críticos sobre las obras y fragmentos de textos con materiales en castellano pero también en lengua uayuuunaiki. Hay un amplio panorama de representantes: Ramón Paz Ipuana, Ramiro Larreal, Atala Uriana, José Angel Fernández, Vito Apüshana, Miguel Angel Júsayu, Vicenta Siosi, José Antonio Uriana, Juan Pushaina, José Angel Fernández, Antonio Joaquín López, Glicerio Tomás Pana y Ramiro Larreal. Tampoco los datos biográficos resultan suficientes para iluminar los textos porque no contienen rasgos funcionales aclaradores.
Pero este señalamiento pretende marcar las limitaciones del receptor y no oscurecer el brillo de la obra. No se trata de una fría selección de literatura desconocida. En los resultados se siente el trabajo investigativo y el contacto con la comunidad. Los autores intentan buscar las claves de significado en los textos e incluyen abundantes fragmentos que nutren el análisis de la narrativa y la poesía wayuu y desde concepciones míticas indígenas encuentran enlaces de los temas y las formas con perspectivas universales de la literatura.
Tal vez resulte difícil con un primer trabajo cumplir el objetivo de “romper el canon de la literatura colombiana, conformado generalmente por autores y obras mestizas”, que los autores expresan en las primeras páginas, pero se trata sí de un aporte valioso a la difusión de la riqueza cultural de una comunidad, que merece ser conocida.
Consuelo Posada
Universidad de Antioquia
[1] Zumthor, Paul. Introducción a la poesía oral.

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